viernes, 8 de marzo de 2013

8 de Marzo.

Quedamos a las 6 en un pequeño café de cerca de Gran Vía. Llegas tarde excusandote en el metro. Que te has perdido, que te pasaste un par de paradas y al final decidiste venir corriendo desde Ópera. Te pides una Coca-cola y me dices en tono distraido que te casas, pero que quieres que yo sea el novio. Te miro extrañado y digo que si, que justo ese día te veo más verde que de costumbre, y que cuanto antes, mejor.
Me escribes en una servilleta de papel un poema que improvisas sobre la marcha. Me gusta tanto que rompo a llorar. Me lo quitas, lo rompes en pequeños pedazos y lo tiras en la Coca-cola. Lloro aún más, y entonces, me dices que me quieres, y que nunca nada nos va a separar. Ni la Coca-cola.

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