El ruido llegaba desde la habitación. Laura se autoflagelaba
mientras Javi lo escuchaba todo. Y lo escuchaba sin poder hacer nada, porque ella había querido poner el pestillo y dejarlo fuera.
Javi puso té a hervir, abrió todos los grifos de la casa y, sin más, esperó a que los bomberos o los vecinos tiraran la puerta abajo.
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