miércoles, 9 de abril de 2014

10 de Abril

Cuando era pequeño, mi abuelo y otras personas no dejaban de decirme continuamente que estaba en  la edad del pavo.
Yo, tan inocente como siempre lo negaba de primeras, porque miraba a las señoras mayores, que, arrugadas, todo el cuello les caía replegado y a mi me recordaba a aquellos capitulos de los simpsons en el que aparecía un pavo muy bien caracterizado, y a ellas las denominaba yo las "mujeres en la edad del pavo".
Por eso, y por otras razones negaba continuamente estar en la edad del pavo; porque para mi, eso era algo más que un cambio fisico o un sintoma psiquico. Para mi, la edad del pavo era crecer, y eso era algo por lo que no quería pasar jamás jamás.

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