miércoles, 9 de abril de 2014

10 de abril dos

Cuando era pequeño, y empezaba a entender más o menos la vida deseé con fuerzas ser mujer.
Recuerdo que la primera vez que lo hice tendría unos cinco años, y lo que más quería en el mundo era que mi mejor amigo solo tuviera ojos para mi.
Estaba tópica y totalmente enamorado de mi amigo de jardín de infancia.
Muchas veces me han preguntado cuando me di cuenta de que era gay, y la verdad que no es una pregunta que me cueste responder, porque es como si me preguntaran cuando descubrí que mis ojos eran marrones.
Es algo que lleva conmigo desde que nací, y aunque quisiera cambiarlo (que no quiero) no podría.
Otras veces me dicen que yo antes no era gay, y yo siempre respondo riendome, diciendome que no admitirlo no es lo mismo que no serlo.
Por causas que se escapan a mi capacidad de expresion, yo antes no era capaz de reconocerme abiertamente libre para declararme gay con toda la naturalidad del mundo, y es por ello que escondía mi interior de todo aquello que podía derrotarme, sin darme cuenta de que yo mismo les daba las herramientas para luchar contra mi si querian.

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