Ven.
Te estoy esperando y tienes la puerta abierta.
He mullido la almohada, he cambiado y planchado las sábanas, y he echado un poco de colonia de niños, como a ti te gusta.
Puedes venir ya, te voy a hacer algo de cenar, y una copita de vino.
Tenemos fresas y champán también, pero no te voy a dejar comer muchas, que ya sabes que ¡te sientan fatal!
Vente, que vamos a querernos como nunca nadie lo ha hecho. Vamos a hacer el amor hasta altas horas, y voy a hacer que grites mi nombre a los cielos.
Pero después tendrás que irte, porque no querré que sigas siendo nada mío, porque soy muy posesivo, y no quiero que sigas mirando a ella nunca más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario